martes, 6 de diciembre de 2016

EL ERROR DE UN LIDER

Una sola equivocación puede hacer que nuestro liderazgo se venga abajo. Las personas que guían el rebaño del Señor siempre deben ir unos cuantos pasos hacia delante. Las situaciones conflictivas que llegan a surgir en el ministerio que realizamos para el Señor, tarde o temprano harán aparición.  Es en ese momento crítico, cuando debemos dar una respuesta. No podemos indicar que Moisés dejo de orar por el pueblo, porque ante cada situación que se le presentaba señala la escritura que postraba sobre su rostro y a su lado Aarón  su hermano y compañero de ministerio.  En más de una ocasión durante la travesía del desierto Moisés intercedió por el pueblo, para que Jehová no los castigara.  Cuando pidieron comida y hasta cuando se cansaron del menú del Mana, volvió a clamar a Dios por ellos.  Pero en el caso del agua que sale de la Roca, encontramos que  es la segunda ocasión que  Moisés se le presenta una situación similar, la primera en Refidim (Ex.17) en el desierto de Sin y ahora en Cades en el desierto de Zin, en ambos casos el problema es la falta de agua.  Moisés y Aarón de nuevo se postraron sobre sus rostros y buscaron una respuesta de parte de Dios.  En esta segunda ocasión (Num.20) Dios cambia su metodología o manera de proceder al dar sus   instrucciones, ahora no dijo que golpeara la Roca y mucho menos dos veces, solo tenía que hablar a  la Roca para que  saliera Agua. Dios sólo quería que ellos usaran la palabra que les había dado y el milagro ocurriría como en efecto sucedió.   El  error de este líder de Dios puede ser visto como el de un hombre muy humano que llegó al límite o al colmo, o simplemente perdió la paciencia. Cuando vemos las circunstancias de esta manera hasta justificamos la conducta de Moisés, pero el error de estos dos líderes fue buscar la gloria para sí mismo destruyendo la roca, cuando era un acto para dedicar o reconocer la palabra de Dios ante el pueblo o su presencia.  El Señor lo único que quería de Moisés en esta situación, era que obedeciera haciendo las cosas a la manera de El y no a la de ellos, ni siquiera que copiaran una experiencia similar en la historia del pueblo hebreo,  pero su error como  líder y de cualquier líder en el día de hoy , que incluso busque el rostro del Señor continuamente, es actuar a nuestra manera y no actuar a la manera de Dios.

Equivocación que  se agrava al usar la misma metodología usada en Refidim (Ex. 17:1-7) donde Dios dijo que golpearán la Roca, Dios no cambia, pero las maneras de actuar pueden ser diferentes en sitios distintos.  Error que cometemos muy seguido al copiar modelos de otros contextos o situaciones parecidas.

Es bueno que revisemos los procedimientos que utilizamos hoy día en el ministerio, para someterlos a la balanza de las actuaciones y directrices  divinas.  Dios nos ayude a obedecer, actuando a la manera de Dios, porque nos evitaríamos  las consecuencias del error y traeríamos bendición a la grey del Señor. (Num.20:1-13) Bendiciones. H.Gonzàlez.
EL PELIGRO DEL DESEQUILIBRIO


En más de  una ocasión encontramos que los extremos cuando no son sobre verdades absolutas son peligrosos. Pablo es un defensor del estudio de la escritura(1 Tim.4:13; Col.3:16;2Tim.2:15;2Tim3:16-17), pero también hace relevante la vida que proporciona el espíritu.  De allí la importancia de este texto bíblico: “porque La letra mata más el espíritu vivifica “(2 Cor 3:6b).  El ya fallecido pastor  Davis Wilkerson, expuso en una ocasión que uno podía saber si el predicador había estado con Dios antes de la predicación.  Muchos de nosotros los predicadores podemos caer en este error de pasar más tiempo en la preparación del sermón que dedicarnos más tiempo con Dios.  La acción de una de estas actividades no debe minimizar a la otra. Por el contrario lo espiritual da como resultado la preparación de un sermón sazonado por la voz del Espíritu de Dios.  Los judíos quienes atacaron el ministerio del Apóstol pablo Vivian bajo la letra de la ley, en cambio él era un ministro competente por la provisión divina, ahora era un ministro del espíritu. Muchos hombres de Dios han llegado a la conclusión que palabra y espíritu de Dios es lo mismo, Jesús dijo en  Juan 6:63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Muchos hermanos de otras denominaciones cristianas critican a los que se preparan académicamente y los que se preparan académicamente señalan de ignorantes a estos hermanos que se dedican a orar mucho pero poca capacitación.  Ambos extremos son peligrosos, es más conveniente prepararnos en la palabra y en lo espiritual púes ambas cosas son lo mismo. El Espíritu usa la palabra y la palabra es el Espíritu de Dios hablando a la Iglesia. En fin no te vayas al extremo, usemos la palabra con preparación espiritual, ambos recursos divinos son necesarios. H.Gonzàlez.